
Esta tierra del norte de España es un paraíso enogastronómico donde el Cantábrico aporta pescados y mariscos de sabor profundo, como las anchoas de Santoña o el bonito del norte, y el interior regala carnes jugosas, quesos con carácter y legumbres cultivadas con mimo. Los mercados y restaurantes de la región celebran esta diversidad con recetas tradicionales como el cocido montañés, las rabas o el sorropotún, que evocan la autenticidad de la cocina cántabra.
La experiencia se enriquece con vinos locales y productos artesanales que sorprenden por su calidad. Aunque no es una zona vinícola tan conocida como otras regiones españolas, Cantabria cuenta con bodegas emergentes en comarcas como Liébana, donde se elaboran tintos y blancos con variedades adaptadas al clima atlántico.