
Entre el mar y la montaña, la provincia de Castellón guarda un tesoro de sabores que seduce a quien la recorre con los cinco sentidos. Desde las huertas de la Plana hasta los pueblos del interior, la gastronomía castellonense es un reflejo fiel de su diversidad paisajística y cultural. Aquí, la cocina se nutre del producto local: aceites de oliva virgen extra del Maestrat, vinos con carácter elaborados en pequeñas bodegas familiares, quesos artesanales y frutas que maduran al sol, como la afamada clemenules.
En las costas, el pescado fresco llega cada día a lonjas como la de Vinaròs, célebre por su gamba roja, protagonista de arroces marineros y recetas tradicionales que se transmiten de generación en generación. En el interior, platos como la olleta, el tombet de corder o las carnes curadas de Els Ports hablan de una cocina austera y sabrosa, ligada a la tierra y al saber campesino.